Por su lejanía, las copas de las secuoyas (como la del General Sherman, en el centro de la imagen de esta semana) eran antes un misterio inalcanzable. Los últimos estudios de Steve Sillet aportan novedades, como, por ejemplo, que estos viejos árboles siguen creciendo a un buen ritmo.
A la secuoya gigante, árbol adaptado a los largos inviernos de la Sierra Nevada, le va la nieve. Y también el fuego: la gruesa corteza protege de los incendios que causan los rayos, cuyas llamas abren las piñas y despejan el sotobosque, permitiendo que los árboles jóvenes prosperen.
Imagen: Michael Nichols
Fuente: National Geographic
Me encanta *__* Uno de mis sueños viajeros es ir alguna vez a los bosques de secuoyas del norte de California... <3
ResponderEliminarEs una de las pocas cosas que me atraen de USA :-)
EliminarIgual que a mí XD.
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