martes, 24 de septiembre de 2013

De ranas, amebas y genes

Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que organismos unicelulares filogenéticamente emparentados con los animales poseen genes T-box, que hasta hace poco se creían exclusivos del mundo animal. 

Uno de estos genes, Brachyury, clave para el desarrollo de los animales, tiene en la ameba Capsaspora una secuencia prácticamente idéntica a la del gen homólogo presente en los animales. Por ello, los investigadores sugieren que la especificidad de este factor de transcripción se generó en el origen de los animales y que los cambios en su función son debidos a la interacción con otras proteínas. El trabajo ha sido publicado en PNAS.
  
Este estudio demuestra que la genética de los animales no está tan alejada de la genética de organismos unicelulares que se podrían considerar más antiguos desde un punto de vista evolutivo.

Además de en la ameba Capsaspora, existen genes T-box en los ictiosporeos, otros organismos unicelulares emparentados con los animales, y en diferentes hongos basales, como los quítridos.

Para ver si los genes T-Box de Capsaspora eran funcionales en animales, los investigadores analizaron y aislaron el gen Brachyury de la ameba, cuya estructura es muy similar a la de su gen homólogo en animales. Posteriormente, lo introdujeron en embriones de la rana africana, a los que previamente se les había silenciado sus propios genes Brachyury. Paralelamente, se introdujo en otros embriones de rana el gen Brachyury procedente de una esponja marina (del género Sycon) y de una anémona marina (del género Nematostella). 

El experimento demostró que ambos genes Brachyury son capaces de adaptarse, mimetizar la función del gen de la rana y llevar a buen término la gastrulación, proceso que da lugar a la formación de las capas fundamentales del embrión.

No obstante, se observaron diferencias importantes. El gen proveniente de la ameba no tiene la especificidad del de la esponja o la anémona. El primero activa genes que no deberían ser activados por Brachyury sino por otros genes T-box, lo que demuestra poca especificidad. Por el contrario, los genes Brachyury de la esponja y la anémona sí activan los mismos genes que el Brachyury de la rana.

Developmental transcription factors are key players in animal multicellularity, being members of the T-box family that are among the most important. Until recently, T-box transcription factors were thought to be exclusively present in metazoans. In this work is reported the presence of T-box genes in several nonmetazoan lineages, including ichthyosporeans, filastereans, and fungi. The data confirm that Brachyury is the most ancient member of the T-box family and establish that the T-box family diversified at the onset of Metazoa. Moreover, it is demonstrated that functional conservation of a homolog of Brachyury of the protist Capsaspora owczarzaki in Xenopus laevis. By comparing the molecular phenotype of C. owczarzaki Brachyury with that of homologs of early branching metazoans, it is defined a clear difference between unicellular holozoan and metazoan Brachyury homologs, suggesting that the specificity of Brachyury emerged at the origin of Metazoa. Experimental determination of the binding preferences of the C. owczarzaki Brachyury results in a similar motif to that of metazoan Brachyury and other T-box classes. This finding suggests that functional specificity between different T-box classes is likely achieved by interaction with alternative cofactors, as opposed to differences in binding specificity. 

Fuente: CSIC

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