lunes, 29 de julio de 2013

De guepardos y slow motion

El guepardo (Acinonyx jubatus), también llamado chita, es un miembro atípico de la familia de los félidos. Es el único representante del género Acinonyx. Caza gracias a su vista y a su gran velocidad. Es el animal terrestre más veloz, alcanzando una velocidad punta entre 95 y 115 km/h en carreras cortas de un máximo de 400 a 500 metros.

National Geographic y el Zoo de Cincinnati trabajaron juntos para grabar en slow motion  a estos felinos.


Fuente: Devour

jueves, 25 de julio de 2013

La Imagen de la Semana: Mamba verde

Las serpientes no gustan a todo el mundo, pero la imagen de esta mamba de Jameson, o mamba verde del Congo me ha cautivado. ¿Qué os parece a vosotros?


La imagen fue tomada por Mattias Klum en Camerún. Las mambas como la de la imagen utilizan sus colmillos para inyectar toxinas que pueden conducir a la parálisis respiratoria y la muerte de una persona en cuestión de horas. Pero los científicos están trabajando para desbloquear el potencial médico del veneno, con la esperanza de que pronto las toxinas de serpientes como la mamba puedan combatir las enfermedades del corazón y otras dolencias.

martes, 23 de julio de 2013

El aullido del lobo

La forma de aullar de cada lobo salvaje se puede reconocer con un 100% de seguridad según un estudio realizado por la Universidad de Nottingham, en Reino Unido del que se hace eco la BBC. El equipo investigador ha llegado a esta conclusión gracias a un programa informático que analizó los aullidos de los lobos grises del este.

Este hallazgo servirá para que los conservadores puedan seguirles la pista. Estos animales suelen vagar por grandes áreas de distribución y ahora podrán monitorearles sólo por el sonido.

“Los lobos aúllan mucho en la naturaleza”, asegura Root-Gutteridge, alumno de doctorado y director de la investigación. “Ahora podemos saber con exactitud a quién corresponde cada llamada”, añade.

Estos animales utilizan los aullidos para proteger el territorio de rivales y para llamar a otros miembros de la manada.

El programa analiza tanto el volumen como el tono de los aullidos y pretende determinar el idioma de lobos que viven principalmente en el parque Algonquin, de Canadá, y se custodian en la Biblioteca Británica de Londres.

El estudio obtuvo un 100% de precisión en los aullidos individuales y un 97% cuando los lobos aullaban en grupo. Los investigadores esperan que se convierta en una herramienta de trabajo para los conservadores de esta especie en un futuro cercano.

Los resultados del estudio han sido publicados en Bioacustics.



Fuente: El País

jueves, 18 de julio de 2013

lunes, 15 de julio de 2013

El otro planeta azul

A 63 años luz de distancia, este exoplaneta, llamado 'HD 189733b', es uno de los más cercanos a la Tierra, lo que ha facilitado que por primera vez los astrónomos han logrado observar el color de un mundo hallado fuera del Sistema Solar, con el telescopio espacial Hubble de la NASA y la ESA.

Visto de cerca es de color azul cobalto, parecido al de la Tierra. Pero esto no se debe a grandes océanos, sino al brumoso gas que constituye su atmósfera. Ésta había sido estudiada con anterioridad y, tal y como afirma Rafael Bachiller, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), "contiene grandes cantidades de óxido de carbono, metano y agua". Además de estas y otras sustancias, cuenta con una mezcla de partículas entre las que se encuentra el silicato, que es el que dispersa esta luz azul.

No es fácil determinar con tanta precisión los colores que tienen los planetas y las razones que los originan. Por ejemplo, se estima que los colores de Júpiter y Venus se deben a partículas contenidas en la atmósfera pero que todavía son desconocidas.

Para ser capaces de ver su color real, hubo que aislar la propia luz del planeta de la luz de la estrella que se refleja en el mismo, para lo que se utilizó el Espectrógrafo de Imágenes del Hubble (ITS). Investigadores británicos han estado al frente de este descubrimiento y, como ha explicado Tom Evans, investigador de la Universidad de Oxford, "se desprende que el planeta es azul porque la señal se mantuvo constante entre los otros colores que medimos".

En principio no se contempla que este planeta pueda albergar alguna forma de vida, ya que la temperatura de su superficie es abrasadora. Se estima que alcanza más de 1.000 grados centígrados. Según explica Rafael Bachiller, "su temperatura es bastante constante alrededor de todo el planeta, ya que su atmósfera está recorrida por unos violentos vientos de hasta 10.000 kilómetros por hora que distribuyen el calor recibido de la estrella central uniformizando la temperatura".

"Este planeta se ha estudiado bien en el pasado, tanto por el Hubble como por otros equipos", ha explicado uno de los autores del trabajo, Frédéric Pont. Sin embargo, este experto apunta que la medición de su color es "una verdadera novedad". "Ahora podemos ver este planeta como si lo miráramos directamente", asegura Point.

"Es difícil saber exactamente qué causa el color de la atmósfera de un planeta, incluso en los planetas del Sistema Solar", señala el astrónomo. "Pero estas nuevas observaciones añaden otra pieza al rompecabezas sobre la naturaleza y la atmósfera de HD 189733b. Estamos pintando poco a poco una imagen más completa de este planeta exótico", ha concluido.
 
 

Fuente: El Mundo

jueves, 11 de julio de 2013

Imagen de la semana: Cadena de ADN humana



Más de 2600 personas celebraron el aniversario del descubrimiento de la cadena de ADN formando una cadena humana gigante en forma de esta molécula.




martes, 9 de julio de 2013

De enormes explosiones en el Universo

Cuatro misteriosas y titánicas explosiones captadas en lo más profundo del Universo, a miles de millones de años luz, son el objeto de un artículo en la revista Science. En él, los científicos intentan determinar el origen de estos fenómenos extremadamente violentos. Los investigadores señalan que, según su brillo y distancia, las explosiones provienen de cuando el Universo tenía la mitad de la edad actual, es decir, hace unos 7.000 millones de años, y que pueden estar causadas por estrellas de neutrones o agujeros negros.

Dan Thornton, de la Universidad de Manchester (Reino Unido) y perteneciente a la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth en Australia (CSIRO), explica que los hallazgos señalan acontecimientos de una gran magnitud y que implican la liberación de ingentes cantidades de masa y energía.

“Una única ráfaga de emisión de radio de origen desconocido fue detectada fuera de nuestra galaxia hace unos seis años, pero nadie estaba seguro de lo que era o de si era real, por lo que hemos pasado los últimos cuatro años en busca de más ráfagas explosivas de corta duración. Este documento describe cuatro explosiones más, lo que elimina toda duda sobre su realidad. Las ráfagas de radio duran sólo unos pocos milisegundos y el que detectamos más lejos se encontraba a 11.000 millones de años luz”.

Los resultados sugieren que esas señales pueden ser muy numerosas. Otra cosa muy diferente, sin embargo, es ser capaces de detectarlas. Michael Kramer, director del Instituto Max-Planck de Bonn (Alemania) y profesor universitario en Manchester, aclara que “los estallidos duran sólo una décima parte de un abrir y cerrar de ojos. Con los telescopios actuales necesitamos suerte para ver el lugar correcto en el momento adecuado. Con una tecnología que captara visualmente las ondas de radio podríamos distinguir esos flashes sobre el cielo todos los días”.

El equipo, que incluyó a investigadores del Reino Unido, Alemania, Italia, Australia y Estados Unidos, utilizó el radiotelescopio CSIRO de 64 metros, localizado en Parkes (Australia). Otro de los participantes en el proyecto, Matthew Bailes, de la Universidad Swinburne de Tecnología en Melbourne, cree que el origen de estos estallidos explosivos puede estar en las estrellas de neutrones alimentadas por campos magnéticos muy fuertes, conocidas como magnetares: “Los magnetares pueden emitir más energía en una milésima de segundo que nuestro Sol en 300.000 años y son el principal candidato para la explosión”. 

Los investigadores afirman que sus resultados proporcionan una manera de descubrir las propiedades del espacio entre la Tierra y el lugar donde se produjeron las explosiones. Ben Stappers, de la Escuela de Física y Astronomía de Manchester, señala que “aún no estamos seguros de lo que constituye el espacio entre las galaxias, por lo que habrá que utilizar estas explosiones de radio para comprender más acerca de la materia perdida del universo. Ahora estamos empezando a usar el de Parkes y otros telescopios como el Lovell de la Universidad de Manchester, en busca de estas explosiones en tiempo real”.


Fuente: ABC

lunes, 8 de julio de 2013

De múridos y arvicólidos

La respuesta de los mamíferos frente a los cambios climáticos bruscos difiere en función de sus características ecológicas y, en particular, de su grado de especialización o adaptación a unas condiciones muy concretas. Esta conclusión se recoge en un trabajo en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que analiza los cambios ecológicos en las poblaciones de roedores de la Península Ibérica durante los últimos cinco millones de años.

El estudio de los fósiles de más de 40 yacimientos ibéricos ha permitido establecer que los múridos (ratas y ratones), el grupo de roedores más especializados del Plioceno (desde hace unos 5,3 millones de años hasta hace unos 2,5 millones de años), fue el más perjudicado por el comienzo de una brusca fase de enfriamiento global que comenzó en la Tierra hace unos 2,7 millones de años y que dio lugar a las glaciaciones.

Antes de esta dramática transformación, el clima global era bastante más cálido y húmedo que en la actualidad. Por buena parte de Europa se extendían laurisilvas y bosques subtropicales monzónicos, con unas condiciones muy concretas a las que los múridos estaban perfectamente adaptados.

Cambio radical en la fauna

“En relativamente poco tiempo los ecosistemas terrestres cambiaron radicalmente. La extensión continental del hemisferio norte cubierta por glaciares aumentó de forma significativa y los bosques templados y húmedos fueron sustituidos por otro tipo de paisaje”, explica Juan López Cantalapiedra, investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y coautor del estudio publicado en BMC Evolutionary Biology.

Mientras que el dominio de los múridos quedó poco a poco relegado a los ambientes tropicales de África y el sur de Asia, un grupo hasta entonces poco especializado ecológicamente y poco abundante en los ecosistemas del Plioceno se benefició del cambio: los arvicólidos. Estos mamíferos, más conocidos como topillos (y a cuyo grupo pertenecen hoy en día una decena de especies ibéricas y más de un centenar en todo el mundo), sí supieron aprovechar la oportunidad para adaptarse a los nuevos tiempos.

“La excesiva especialización de los múridos en un determinado tipo de ecosistemas les impidió ocupar los nuevos ambientes que aparecieron en la Península, entre ellos, los actuales bosques de encinas, coscojas y alcornoques. Por otro lado, el éxito de los arvicólidos fue tal que se convirtieron en el grupo de roedores más exitoso de los ecosistemas septentrionales de Eurasia y Norteamérica”, señala el investigador del CSIC.

Amplitud ecológica

Según los científicos, este trabajo, el primero en explorar la especialización ecológica en el registro fósil, pone de manifiesto la importancia de la habilidad de las especies para entrar o permanecer en ambientes nuevos como moduladora de su respuesta frente a cambios ambientales, y cómo la configuración de las faunas se transforma radicalmente tras una crisis ambiental a gran escala.



Fuente: CSIC

jueves, 4 de julio de 2013

La Imagen de la Semana: Zorro del desierto

El fénec, o zorro del desierto, es un cánido del género Vulpus que habita el Desierto del Sahara y Arabia. Es el miembro más pequeño de la familia Canidae.


Fotografía: Francisco Mingorance
Fuente: National Geographic

miércoles, 3 de julio de 2013

De estrellas pulsantes y enanas blancas


Las enanas blancas de baja masa son el remanente de estrellas rojas gigantes alteradas por objetos estelares exóticos, como los púlsares binarios de milisegundos y otros sistemas. Algunas de ellas se enfrían rápidamente; otras brillan durante miles de millones de años debido a la fusión estable del hidrógeno que conforma una gruesa capa en su superficie.

Un equipo coliderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha observado por primera vez una nueva clase de estrella pulsante, detectable por las variaciones en su luminosidad debido a los cambios en su atmósfera, en el sistema binario J0247-25 de nuestra galaxia. Los resultados, que aparecen publicados en el último número de la revista Nature, abren una nueva ventana para el estudio y la comprensión de las condiciones en las que se forman las enanas blancas de baja masa.

La estrella detectada forma parte del sistema binario J0247-25, compuesto por el núcleo de una estrella gigante roja a punto de convertirse en una enana blanca de baja masa, y una estrella parecida al Sol. Ambas, descubiertas por la red de telescopios SuperWasp del observatorio Roque de los Muchachos, en La Palma, (Islas Canarias) y por el South African Astronomical Observatory (Sudáfrica), se eclipsan entre sí al ser observadas desde la Tierra.

Simulación del sistema eclipsante J0247-25./ Keele University

Los científicos, que han usado la cámara ULTRACAM en el telescopio New Techonology Telescope del Observatorio Austral Europeo y el espectrógrafo UVES del Very Large Telescope, han determinado con una gran precisión la luminosidad, el radio y la masa de ambas estrellas. Comparando los datos observacionales con modelos teóricos de evolución estelar en sistemas binarios, han descubierto que la precursora a enana blanca, no sólo pulsa de forma radial, como un globo que se infla y desinfla, sino que además presenta pulsaciones no radiales, que se observan en forma de ondas en todas las direcciones de la superficie estelar.

“Las enanas blancas de baja masa se forman en sistemas binarios, a través de episodios de transferencia de masa a su compañera. El descubrimiento de esta nueva clase pulsante de estrellas, en un estadio evolutivo inmediatamente posterior a la finalización de la fase de transferencia de masa, permitirá determinar la estructura interna de estos objetos y así reconstruir su evolución durante el proceso de formación”, ha explicado el investigador del CSIC Aldo Serenelli, que trabaja en el Instituto de Ciencias del Espacio. 

Según las pulsaciones de la estrella, la capa exterior de hidrógeno de la enana blanca en formación es mucho más gruesa que en la mayoría de las enanas blancas de este tipo. El espesor de la envoltura permite que las elevadas temperaturas en su base (alrededor de 107 grados Kelvin) den lugar a reacciones nucleares de fusión de hidrógeno. Esta fuente adicional de energía tiene como consecuencia un enfriamiento mucho más lento de la enana blanca que si la única fuente disponible de energía fuese su calor interno.

A través de la asterosismología (el estudio de las oscilaciones naturales de las estrellas), los investigadores pueden penetrar en el interior de las estrellas y determinar su estructura interna. “Así como las frecuencias de vibración de la cuerda de un instrumento dependen de las propiedades del material con que está fabricada, las frecuencias de las pulsaciones estelares dependen de la estructura interna de la estrella, de sus perfiles de presión, densidad o composición química”, explica el investigador del CSIC. 

La determinación de la estructura interna de estas enanas blancas servirá para desarrollar modelos más precisos de su evolución, en concreto, de sus curvas de enfriamiento, lo que permitirá utilizarlas como relojes de precisión en otros campos de la astrofísica. Será posible determinar, por ejemplo, las edades de los púlsares de milisegundo, objetos estelares que giran cientos de veces por segundo alrededor de su eje.

“El descubrimiento de una nueva clase pulsante de estrellas con pulsaciones en modos no radiales abre la puerta para poder estudiar el interior de estas estrellas. De otro modo, el interior estelar resulta inaccesible y sólo puede inferirse muy indirectamente a partir de las condiciones en la superficie”, precisa Serenelli.

Fuente: CSIC

lunes, 1 de julio de 2013

¿Sabías que...hay un gratest hits interestelar?

Desde el lanzamiento de la sonda Voyager 1 en 1977, un disco de oro con un mensaje interestelar viaja en el espacio hacia los límites del sistema solar. El fallecido astrónomo Carl Sagan dirigió el equipo que escogió las imágenes y los sonidos que contiene. La portada del disco lleva grabada una serie de jeroglíficos científicos, como los denomina la directora creativa, Ann Druyan, que indican el lugar de origen de la nave y cómo reproducir el mensaje.

El disco contiene:

  • Saludos en 54 idiomas humanos y en el lenguaje de las yubartas.
  • Sonidos del viente y la lluvia, de ranas y elefantes, el latido de un corazón humano, el código Morse y el lanzamiento de un cohete.
  • Música, desde Bach hasta Beethoven, y los cantos de los indios navajos.
  • Imágenes de planetas, una puesta de sol, hojas, la anatomía humana, un cocodrilo, la Gran Muralla y la Opera House de Sydney.

Fuente: National Geographic - Julio 2013